Queremos tranquilidad, paz, dulzura, que nadie nos oprima, que nadie nos moleste, que nos dejen gozar sin interrupción de los placeres de la prosperidad y el consumo; que nadie trastorne nuestro apacible viaje alrededor de nuestro propio ombligo. Es verdad que, afuera, el mundo sigue girando, pero ¿qué más da? El mundo se para si yo me paro...
Ésa es la psicología del hombre contemporáneo, y el español de nuestros días la está llevando a su extremo, entregando toda su libertad, toda su voluntad, al gerifalte de turno a cambio de un narcótico bienestar.
J.A. Gillan
El problema de todo ese bienestar ¿sabes cual es? que un día quiebra un banco en la otra parte del mundo y estamos jodidos derumbándose cual fichas del dominó todo lo que creíamos tener seguro.
ResponEliminaDeixamos disfrutar hui de la narcotizante victòria albinegra...si que has començat filosòfic. Laparra, gerifalte !
ResponEliminaBenvingut al blog, José Antonio...Gillan. Estic adormit.
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