Mientras contemplaba sus posesiones, el conde se planteaba cambiar de vida. Estaba harto de guerrear con los árabes y con algunos caudillos díscolos. Su decisión de aumentar los diezmos lo había enemistado con sus súbditos, otro quebradero de cabeza. Inspeccionando las tierras cercanas al castillo se fijó en una joven, cuyas formas resaltaban cuando el viento le ceñía el vestido. Eso es lo que necesitaba, sentar la cabeza. Pensó en acabar con las fiestas nocturnas, en donde las cortesanas, ligeras de ropa, le peinaban los cabellos y el vino corría a raudales. Pero si se declaraba a la joven, ésta pensaría que quería aprovecharse de ella.
Aquella mañana fue a esperar a la joven a la fuente. Sabía por sus
espías que lavaba la ropa cada día. Cuando la vio quedó asombrado por el
balanceo de sus caderas y las piernas torneadas que una abertura de la falda
dejaba ver. Un cosquilleo le recorrió la espina dorsal y entabló conversación
con ella. Le propuso ir a cenar con él a su fortaleza, porque necesitaba una
criada y sabía que a sus padres les hacía falta el dinero. La joven estaba
prometida con un mozo del pueblo, pero accedió a la proposición del conde.
La noche del encuentro todo estaba calculado hasta el mínimo detalle.
Manjares exquisitos, criados con ropas lujosas, acróbatas y saltimbanquis. El
conde se fijó en que la joven llevaba un vestido muy escotado, adivinándose dos
senos poderosos. Tras una conversación preliminar fueron profundizando en sus
caracteres. Ella le comentó que no amaba a su prometido, que había sido una
relación de conveniencia. El vino comenzó a hacer efecto y llegaron las
caricias y los besos. Acabaron haciendo
lo propio de marido y mujer.
Cuando el novio traicionado supo lo ocurrido decidió organizar un
ejército con la ayuda de un noble rival. La batalla contra las tropas del conde
fue encarnizada y acabó con un duelo cuerpo a cuerpo entre el conde y el novio
que los dejó maltrechos. La joven era enamoradiza y ya se había fijado en el
cuerpo proporcionado del mayordomo, así que se casó con él.
El conde y el novio se hicieron amigos y bebían en una taberna, centro
de la vida social del pueblo . La joven y el mayordomo eran felices, aunque a
éste le sorprendía que su guardia personal estuviera formada por hombres muy
fornidos.
La prueba de la infidelidad llegó una noche en que el mayordomo
descubrió a un individuo descolgándose mediante una cuerda de los aposentos
matrimoniales. Su esposa le dijo que no podía evitar coquetear con otros
hombres, por lo que se divorciaron. El mayordomo buscó aliviar sus penas en la
taberna y, como le gustó lo visto, entró a formar parte del negocio.
Contrataron a una camarera rubia de formas rotundas, que demostró una afición
por el vino y la sisa que casi acaba con el negocio.
La joven no se curó de su ninfomanía. La
joven dijo que entraría a trabajar un
muchacho muy atlético que, según ella, preparaba unos platos deliciosos.
Pseudónimo : Illa de Thule.
Xavi al "Carceller", esmorzar amb amics i lletres després de tradicional caminada. |
Aquest relat breu de l´amic Xavi forma part del llibre 152 rosas blancas, sobre Romàntica Històrica. Des d´ací el felicitem per l´elecció i consegüent publicació desitjant-li un futur com a escriptor. Coneixements i afició a la lectura en té de sobres. Molta sort, Xavi !
A Xavi el conec ja fa molts anys, des de la infància, al col.legi Bisbe Climent. Segur que els ex-companys d´aleshores s´alegren també. A COU formàvem part d una inoblidable darrera fila a classe amb una barreja d´elements... mareeeee.
Aficionat a caminar, blaugrana de pro i albinegre tardívol, altre tipus de cultura.
Albricias, salut i PPO !
Felicidades a Xavi, que veo en la foto que no ha cambiado nada, por su "éxito literario".
ResponEliminaAmigo J.J., te diré que las fotos son "de archivo", Xavi está ahora más delgado, fruto de su sana costumbre "caminadora".
EliminaDe los otros dos "malfeiners" no se puede decir lo mismo, van "in crecendo"... fruto de su insano sedentarismo, obligado en bastantes ocasiones. ¡ Saludos !
Le das la enhorabuena al autor y ni te imaginas la alegria que me he llevado al leerlo y al ver que esta publicado. Dale un fuerte abrazo.
ResponEliminaJosé Maria
Se lo transmito, no te preocupes. Me alegro te pases por aquí y te hayas hecho eco, José Maria. ¡ Saludos !
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